Soy compulsiva. Creo profundamente que tiene que haber algo muy neurótico. Y no estoy bromeando. Tiene que ser. Porque he terminado un libro, y esa maravillosa liberación, la cual siento ahora…. Está fuera, en un paquete, se ha ido con el editor. Éxtasis y felicidad.
No tengo que hacer nada. Nada. Puedo estar simplemente sentada por ahí. Pero, de repente empieza, sabe. Esa terrible sensación de que estoy perdiendo mi vida, de que no soy útil, de que no soy buena. Ahora, es un hecho de que si paso un día como un gatito, corriendo por ahí. Hago esto, hago aquello. Sin embargo no he escrito, así que es un día perdido, y no me sienta bien. ¿Cómo uno da cuentas de esas tonterías?
Estuve escribiendo durante toda mi infancia. Escribí dos novelas cuando tenía 17 años, las cuales era espantosas. Y no siento nada el haberlas tirado. Aunque, escribí. Tenía que escribir. Sabe, la cosa fue, no tuve educación.