Por Sebastián Robles
Tomando al cine y a la televisión como legítimos continuadores de la tradición que arrancó en 1895 con La máquina del tiempo de Wells, podríamos señalar las siguientes características como propias del subgénero en su estado actual:
– Los viajes se realizan a lo largo de la historia personal o familiar de los protagonistas.
– El dispositivo se volvió innecesario. Desaparece la figura de la máquina del tiempo.
– El pasado y el futuro se asemejan a estados mentales de los personajes. El futuro, excepto en casos aislados (Deja Vu, Tony Scott, 2007) deja de ser importante. El horizonte de los viajes es cada vez con mayor frecuencia el pasado, como si la ciencia ficción hubiera invertido su polaridad.