Por John Banville
La novela es una forma extraordinaria de comunicación, aunque en cierto sentido es desagradable: te tienes que informar, que adoptar la postura y el lugar de los demás… Pero es hermoso, porque si sale bien supura trozos de vida.
Sería absurdo que me erigiera como sociólogo o psicólogo. Soy novelista y simplemente trato de que las frases sean lo más perfectas posibles. Como decía Kafka, yo no tengo nada que decir, no tengo mensaje. Me siento a escribir y una frase enlaza con la siguiente. Me gustaría poder hablar de mi compromiso social, pero no existe. Solo tengo esa obsesión por sentarme en mi escritorio día tras día. Trato de pasar mi vida haciendo historias coherentes y disfrutables. Sorprendentemente, a la gente le interesa lo que escribo.
Mi idea de la escritura se basa en aprender sobre la marcha cómo evolucionan los personajes, desnudar el espíritu para aprovechar todo lo que te rodea. Los escritores somos caníbales. Venderíamos a nuestros hijos por una buena frase. No confíen en nosotros, somos monstruosos. Sólo tratamos de constatar que la gente simplemente vive, intentamos resolver el misterio de ser otra gente en el mundo.