Por Sebastián Robles
El internismo de los escritores
“Lo que pasa con el internismo de los escritores en Buenos Aires es que muchos, en lugar de ponerle el nombre que le corresponde a un personaje, hacen un guiño interno y le ponen un nombre de otro escritor. Esa para mí es una marca de internismo. “Nos hacemos un guiño entre nosotros, los escritores”. Cuando en realidad lo que habría que hacer es comunicarse hacia otra cosa, hacia la gente. Lo mismo que en el teatro: “nosotros nos divertimos”. Eso dicen. Es como si la gente necesitara que un escritor, un actor, fueran per se, una entidad platónica. Los actores cuando dicen: “si no pudiera actuar, me moriría”. Te dedicás a otra cosa, qué sé yo. También pasa con los escritores. Suponiendo que fuera cierto, es impúdico. Me parece que eso no se debe decir.”
La literatura sobre escritores
“En Buenos Aires, la generación que anda por los 40, escribe mucho sobre escritores. En otros lugares no pasa. Los peruanos escriben muy bien, los colombianos también. Ellos no escriben tanto sobre escritores, porque escribir sobre escritores es como escribir sobre uno mismo. Es no salir de uno mismo. Es algo pedante.
Un hombre rico no le anda diciendo a todo el mundo: yo soy rico. Salvo Fort, que era un fenómeno mediático. Pero la mayoría de la gente no hace eso. Al contrario, tratan de pasar desapercibidos. Lo mismo una mujer muy linda. No anda diciendo: “qué linda que soy”.
Esto se incentivó un poco en los últimos años. Un escritor que se la cree no quiere ser un trabajador ni un artesano. Quiere decir: “qué linda manito que tengo yo”. Y eso hay que olvidarlo para hacer algo bien.
Hay cuentos de escritores que son buenos. Chejov, por ejemplo. Es un tipo que hace callar a todo el mundo para escribir él. Pero es difícil hacer bien un cuento de escritores. El escritor tiene que salirse hacia afuera y mirar lo que hay.”
La disposición de escuchar
“Un día me invitaron a una charla de señoras con el nombre de “tertulia”. En un edificio muy lindo, antiguo. El ascensor tenía asientos. Y me dijeron: “cómo sabés escuchar”. Y yo les dije: “no es que yo sé, se aprende”. No es una virtud, es una disposición. Vos tenés que aprender a escuchar. Te ponés hacia afuera. No es una virtud difusa, divina. No falta talento ni inteligencia en Buenos Aires. Falta la disposición. Están mal colocados. Si vos no te ponés hacia afuera, si pensás que el afuera es una cosa detestable, como en el caso de los escritores pesimistas, que ven todo negro, no podés escribir nada bueno. Si vos ves todo negro, todo mal, entonces el único que está bien sos vos. Uno no se puede colocar por encima de lo que va a escribir. Se obturan las cosas con juicios de valor. Si escuchás a una persona de otro nivel social observando las incorrecciones, entonces no vas a entender lo que pasa. No se entiende el significado de lo que está diciendo.”
Lo que debería ser y lo que es
“Otra cosa que predomina en Buenos Aires es lo que debería ser por sobre lo que es. Vivimos comparando con todos lados. “Mirá en Suecia como son las leyes”. Queremos las leyes de Suecia pero sin el frío de Suecia. Queremos fantasear. Se vive idealizando. Es la idea de que acá las cosas no son como deben ser. Lo cual en cierto modo en política está bien, pero no sirve soñar de manera tan grandiosa.
Y para la literatura no sirve porque el ideal del escritor que quiere escribir como “debe ser” es: “yo quiero escribir algo hermoso”. Y qué sé yo, uno escribe lo que puede. “Yo voy a escribir algo largo”. O planean mucho: “antes de los 32 años tengo que escribir una novela”: Son proyectos que van más allá de lo real. Es el terreno de lo ilusorio, de la fantasía. Eso en cuanto a los deseos.”
Salir de uno mismo
“En cuanto a la escritura, hay que salir de uno mismo, porque si uno se queda adentro, se obsesiona. Empieza: “no puedo escribir, no tengo ganas, ¿no tendré ganas toda la vida?, ¿seguiré así toda la vida?”. Es algo que nunca termina. Si te estás mirando las patas, no mirás lo que hay realmente. Eso es interesante. Te vivís preguntando si tenés talento o no, si va a gustar o no, si es pertinente o no escribir eso.”