Por Saul Bellow
La literatura es uno de los fenómenos exteriores que dan valor a la vida. Leí últimamente una entrevista con un escritor ruso que aprecio mucho, Abram Tertz, seudónimo de Andrei Sinyavsky, recluido durante seis años en un campo de trabajos forzados soviético por la impresión de sus cuentos en Occidente. Sinyavsky dice entre otras cosas que las gentes pueden vivir sin arte. En numerosos lugares del mundo hay personas que viven con total prescindencia del arte. Así como existen personas que pueden vivir con una dieta sin sal. ¿Qué vida es ésta sin sal? La literatura es la que nos convierte en humanos. Ese es uno de los significados de la cultura. Ella es como un órgano sin el cual la vida del género humano no es completa. Sin ella, los rostros no son rostros ni las flores son flores… Hay toda clase de sociedades. Las hay en crisis y las hay seguras de sí mismas, las hay prósperas y las hay que pasan por una depresión económica, las hay libres y las hay sometidas. Pero cuando falta esa pizca de sal del arte, falta algo en la vida de la sociedad y en la de sus miembros. Aquí es donde yo quedo involucrado en lo que ocurre. Ese es el material dentro del cual opero. Sólo que quiero dejar constancia de que no me veo obligado a defender una moral directa. Me siento artista y animado por una moral indirecta. Procuro dedicarme a ese elemento que convierte a la vida humana en algo realmente humano.