Por Roland Barthes
Por último, está la resistencia a la novela, o cuando menos, el problema de la novela. Es una cuestión que surge a menudo en las entrevistas: ¿va a escribir una novela? Ahora que se acerca progresivamente a las formas de la novela, ahora que el tema novelesco surge explícitamente en lo que usted escribe, ¿cuándo se decidirá a escribir una novela? Vamos, estrénese, una expresión que, como nos recordaba Gide, se aplica por igual a “ir por primera vez al burdel” y a “hacer la primera comunión”. ¿Cuándo va a estrenarse? ¿Cuándo escribirá una novela? Me apetece mucho escribir una novela, y cada vez que leo una novela que me gusta, tengo ganas de escribir una, pero me parece que hasta ahora me he resistido a ciertas operaciones supuestamente de la novela. Por ejemplo, la capa, lo continuo. Me pregunto si se podría hacer una novela mediante aforismos, con fragmentos. ¿Y en qué condiciones? Porque a fin de cuentas, ¿no es el ser mismo de la novela una cierta continuidad? Creo que existe una resistencia por ese lado. La segunda resistencia sería la relación con los nombres, con los nombres propios; no sé, no me veo capaz de inventar nombres propios, y creo en serio que toda la novela está en los nombres propios —me refiero a la novela que yo leo, desde luego, y lo he dicho, además, a propósito de Proust—. Por el momento, tengo cierta resistencia a inventarme nombres; al mismo tiempo, siento un enorme deseo de inventarlos. Tal vez escriba una novela el día que haya conseguido inventar los nombres propios de esa novela. He pensado durante mucho tiempo que había una tercera resistencia: emplear el “él”, ese “él” de la novela, el personaje en tercera persona; pero he empezado a aclimatar ese problema mezclando el “yo” con el “él” en Barthes por sí mismo. En cuanto a la relación entre la figura del pensador y la figura del novelista, habría que recordar aquí el caso de Sartre, cuya figura se impone ineluctablemente como la de un “pensador” y que, sin embargo, escribió varias novelas; pero no se impuso como novelista.
Fuente: Barthes, Roland, La preparación de la novela, Siglo XXI, Buenos Aires, 2011.