1. Nunca es fácil
Creo que el proyecto más difícil al que me he enfrentado es cada uno de los que he intentado hacer. Nunca es fácil. Algunas cosas se escriben más rápido que otras, pero realmente no puedo medir los grados de dificultad.
2. Relájate y sucederá
Cuando estaba escribiendo una novela y me quedaba atascado, y todos los escritores se atascan en algún momento, entraba en un estado de pánico, pensando que el proyecto se había acabado, no sabía qué hacer con él y resultaban momentos muy tormentosos. Ahora que soy viejo, cuando llego a uno de esos momentos, me digo a mí mismo: “Si este libro necesita ser escrito, si es algo valioso, si cuenta con el poder que creo que tiene, entonces voy a solucionarlo y todo lo que tengo que hacer es ser paciente”. A veces es cuestión de un par de días libres, a veces un mes o incluso seis. El tiempo para meditar qué quiero hacer con el libro. Y luego ahí estás, rodando de nuevo. Y no sé qué pasa, pero creo que es una cuestión del inconsciente diciéndote qué poner en la página. Si escuchas y te relajas lo suficiente como para ser capaz de escuchar, ocurrirá.
3. Intenta vivir en el extranjero
Dejé Estados Unidos al final de los 70, cuando tenía 24 años. Me dio una nueva perspectiva de América. Creo que es una cosa buena dejar tu país y mirarlo desde la distancia. Yo lo recomiendo. La vida es ahora mucho más cara que entonces, pero supongo que si tienes medios financieros suficientes, es muy bueno para una persona joven. Mejor hacerlo cuando eres joven que cuando eres viejo.
4. Aprende de los grandes
Creo que lo importante para los jóvenes escritores es leer a los buenos. Y supongo que con esto quiero decir a los que han resistido la prueba del tiempo. Ya sabes, los grandes. Hawthorne, Melville, Dostoevsky, Tolstoi, Kafka, Dickens… es de donde vas a sacar lo mejor. Y cuando ves la forma tan brillante en la que ellos hacen las cosas, entiendes que están ahí por una razón, porque son realmente los mejores escritores. Y creo que hay que aprender de los grandes.
5. No te des demasiada importancia
Cuidado con el ego y con darte demasiada importancia. No seas un escritor. Es una terrible forma de vivir tu vida. No ganarás nada con ello salvo pobreza, soledad y oscuridad. Así que si realmente quieres escribir, si te quemas por hacerlo, adelante. Pero no esperes nada de nadie. El mundo no te debe nada y nadie te lo ha pedido.
Es común que los jóvenes tengan sentimientos de logro tales como: “¡Por supuesto que mi libro debería ser publicado! ¡Por supuesto que tengo que poder ganarme la vida con esto!”. Pero las cosas no funcionan así.
Fuente: Big Think