Por Sebastián Robles
¿Qué es una red social, sino un lugar donde se ponen en común las obsesiones? En la primera entrega de esta columna, mencionábamos un par de recopilaciones de “música para escribir” en YouTube. Más allá de la música elegida en cada caso, resulta curioso imaginar las escrituras posibles detrás de cada recopilación. ¿Qué motiva a un usuario a compartir la música que escucha mientras escribe? ¿Es posible descubrir algún patrón en las selecciones musicales de personas que no conocemos? ¿Qué se transmite, además de la música?
Tomemos por caso la red social Spotify que, según Wikipedia, cuenta en la actualidad con 24 millones de usuarios registrados en los países en que se encuentra disponible (es decir, incluyendo nuestro país). Funciona mediante un aplicativo que se puede descargar a la computadora o al celular, aunque desde hace poco se la puede utilizar directo desde la web. La registración es gratuita. El servicio consiste en la reproducción de música vía streaming, es decir, de flujo de datos. Esto implica que el usuario no debe esperar a que la música se descargue en el disco rígido de su equipo, sino que es reproducida en simultáneo a su descarga.
Spotify firmó acuerdos con todas las grandes discográficas, de manera tal que su catálogo es prácticamente inconmensurable y abarca todas las épocas, géneros y estilos musicales. El acceso es gratuito aunque existe una función premium que elimina la publicidad que a veces aparece entre un tema musical y otro, entre otros beneficios. Cada usuario tiene su perfil y puede añadir contactos a su círculo, de modo que los otros tienen la posibilidad de navegar por sus preferencias musicales, sugerirle temas, pedirle sugerencias y hasta enterarse de qué música está escuchando en cualquier momento del día. El propio sistema funciona mediante un algoritmo que realiza recomendaciones musicales. Así, si escuchamos a Glenn Gould, a los Ramones o a Pink Floyd, Spotify nos sugerirá –aunque su criterio a veces es dudoso– una amplia gama de artistas relacionados a estos músicos para seguir escuchando.
A diferencia de YouTube, donde cada usuario tiene la posibilidad de subir su propio video, en Spotify los contenidos –es decir, en este caso, la música– está proporcionada por la empresa. La impronta del usuario se encuentra en las playlists (listas de reproducción), donde cada uno puede realizar su propia selección musical y compartirla tanto con sus contactos como con el público general de la red social. Existen miles de playlists, de todo tipo, basta con leer algunos nombres para darse una idea de hasta qué punto las recopilaciones van más allá de una mera selección musical: “¡Por fin viernes!”, “En el trabajo”, “Lo mejor de los 90”, “A la pileta”, “¡A limpiar!”. Entre ellas, como ocurría con los videos en YouTube, existe una enorme cantidad de playlists dedicadas a la “música para escribir”.
Una de ellas pertenece al usuario jonayarmas. Es una lista extensa, de más de 130 temas musicales, que incluyen desde piezas de Bach en piano hasta temas por Vangelis, la Orquesta de Osvaldo Pugliese y la canción “Tu”, de Jorge Drexler. El tono general es tranquilo, suave. La música acompaña, pero no invade. ¿Cuál es la identidad de jonayarmas? ¿Qué escribe? La única información que tenemos de él es la música que comparte. Otras playlists del mismo usuario: “The day I found you”, “Blue” y “Lo desconocido”.
“Mientras escribo – music for writing” del usuario Moisés Cabello, ofrece una selección más extensa y menos ecléctica, que va desde Philip Glass hasta temas tomados de diversas bandas de sonido, como las de las películas “Jane Eyre”, basada en la novela de Charlotte Bronte, “Las horas”, basada en la novela de Michael Cunningham o “Sueños de libertad”, basada en la nouvelle “La redención de Shawshank”, de Stephen King. Curiosamente, todas las películas están inspiradas en obras literarias. ¿Es posible inferir algo acerca de las preferencias literarias de Moisés Cabello, además de sus gustos musicales? El perfil de usuario nos informa un poco más acerca de él: Moisés Cabello es escritor y además de sus redes sociales, tiene un sitio personal en la web.
¿Cuáles son las razones para armar una playlist? Tener la música a mano para cuando la queremos escuchar, mostrársela a los demás, utilizarla como estrategia de promoción personal, pueden ser algunas de ellas. En este sentido, las playlists funcionan como una curiosa forma de compartir ese momento íntimo, privado, de la escritura.