(Texto escrito con motivo del 1º Encuentro de Programas de Creación Literaria y Escritura Creativa de las Américas, Bogotá 2015)
Por Claudia López
Tres prácticas entrelazadas y diferenciadas: leer-escribir-hablar. Si bien mi materia es “Lectura para escritores”, instalo desde el comienzo de la cursada la obligatoriedad de una escritura (puede resultar en un monólogo interior, un cuento, el plan de un libro de relatos o el de una futura novela) para la cual dedico en cada encuentro un espacio de conversación. Leer para un escritor de ficción deviene en una investigación, en un programa más o menos consciente de lecturas.
Tenemos por un lado el eje de la lectura con el consiguiente corpus de textos y los conceptos teóricos que los articulan, más la modalidad “taller” desarrollada en los encuentros donde se trata de ver maneras particulares de leer junto con las propuestas retóricas de los textos del corpus. Y paralelamente la lectura a propósito de una escritura, aquí se trata de la construcción de un programa personal de lecturas necesarias para la consigna de escritura.
El equilibrio entre aquellas tres prácticas resulta importante en varios sentidos:
– La posibilidad de conversar acerca de las lecturas del corpus de textos como de compartir las dudas y derroteros de las lecturas “para escribir” derriba la idea de un lector solo, enajenado (trato, en el comentario de textos, de reforzar esta idea viendo el entramado del campo intelectual donde los autores escriben).
– Ligar fuertemente la escritura y la lectura en la elaboración de un plan y. al mismo tiempo, diferenciar esas prácticas como “instancias del texto” en el sentido de Iser.