El 2 de marzo de este año comienza en Casa de Letras el curso de lectura y análisis “La sofisticación de la violencia. Relato y novela política argentina (1970-2010)” a cargo de Edgardo Scott. El curso es un recorrido de lectura crítica por las últimas cuatro décadas de literatura argentina, tomando como eje –sobre todo a través del cuento y la novela (también poesía)–, las representaciones literarias de violencia, Historia y política. Conversamos con Edgardo Scott al respecto.
¿Puede leerse la literatura argentina de las últimas cuatro décadas tomando como eje la violencia?
Un día me cayó el título (del curso) en la cabeza. La sofisticación de la violencia. Y también el corte de lectura (1970-2010). Me pareció representativo de un cierto arco. Cuando es tan espontáneo (no natural, natural no hay nada) trato de dejarme llevar por esas impresiones que siempre incluyen algo de poética para la lectura. De algún modo, el curso también resume mis insistencias de lectura en literatura argentina de los últimos diez o doce años. Además, se da en el contexto del fin de un ciclo político. Y también el final de un ciclo mío, después de hacer Alejandría por doce años. Enunciado-enunciación.
¿La violencia en la literatura argentina es siempre violencia política?
Política viene de polis, no? Varias palabras. La misma raíz griega de policía también. Si la polis es lo público, también estarían las representaciones literarias de la violencia privada, el ámbito doméstico. Lo que pasa es que con la biopolítica (que justamente es un efecto histórico de lectura del final del siglo XX y de comienzos de este), sabemos que en lo privado también está el resto, la semilla y sobre todo el ojo de lo público. Fijate Nynphomaniac, si no. O Greenaway. O Fogwill. O La familia, de Gustavo Ferreyra. Sólo cierto esnobismo progresista, o esnobismo a secas, puede no leer hoy la violencia política que hay en cualquier mínimo intercambio social. Los cambios e intercambios literarios no son la excepción. Pero la idea es aislar la política (el poder), para también encontrar otras líneas de lectura y seducción y recepción de las ficciones: el gusto, el estilo, lo formal, lo poético, etc.
¿Qué autores se abordarán a lo largo del curso?
Bueno, arrancamos justamente con una frase de lectura de Carlos Correas en torno a Arlt: el secreto de la cultura yace en la violencia. Correas-Arlt es un eje o un vector. Que en cierta forma abre una segunda línea, asimétrica: Borges-Bioy. Viñas, Masotta. Los escritores de Literal (Luis Gusmán, Lamborghini, Zelarayán, también Martini Real, Puig y Piglia). Y ya en los 80, 90 y 2000 se trata más de ciertos libros que de obras y lecturas orgánicas (Ferreyra, Venturini, Kohan, Ronsino, Gamerro, Aira, Tabarovsky, Terranova, Vanoli, etc.). La violencia se fragmenta y multiplica. Y como está en el título, se sofistica.
¿Cuál será la metodología de trabajo y a quiénes está dirigido el curso?
Son clases. Los autores funcionan como incentivo y horizonte. Para los que los hayan leído, será como una inmersión. Para los que no, espero, un estímulo y podrán armar nuevos mapas o conexiones. Además, como mi lectura es siempre la lectura de un escritor (un “ensayo” de lectura, en verdad), siempre hay un elemento más excéntrico e intuitivo. Y además, la idea es dejar en suspenso (reconociéndola) la ideología, y tocar las representaciones literarias desde sus efectos sensibles. La novela como cosa/objeto sensible, como decía Blanchot.