Por Ariel Bermani y Sebastián Robles
Guillermo Ferreyro, ex alumno de Casa de Letras, resultó ganador en abril del Premio Internacional de Novela Kipus, otorgado en Bolivia por su obra Mal trato. Su novela fue elegida entre 38 participantes de 11 países por un jurado integrado por Mario Bellatín, Willy O. Muñoz y Homero Carvalho. Será presentada este 23 de mayo en Cochabamba, con la presencia del autor y de Mario Bellatín. Ferreyro ya había sido ganador, en 2018, del Premio Latinoamericano de Primera Novela “Sergio Galindo” por su obra La cloaca. La novela fue publicada en abril por la Editorial Veracruzana en México y acaba de ser publicada en nuestro país por Paisanita Editora. Conversamos con él sobre sus novelas, los premios y su manera de relacionarse con la literatura.
En Mal trato, una mujer decide matar al marido, invirtiendo el orden al que nos están acostumbrando (por decirlo de alguna manera), los femicidios. ¿No te preocupa ponerte en ese lugar tan poco amable o lo considerás un acto de reparación? ¿Pensás que es un modo de intervenir políticamente?
Me interesó explorar las transformaciones internas que desata el hecho de matar a alguien que se supone, elegiste para compartir toda tu vida y generar vida. Estas provocando la muerte de tu propio estilo de vida y eso sí tiene una carga política. Allí entran la dimensión social y la individual. Entonces es posible que la amenaza de enloquecer esté rondando. Un hombre que asesina a una mujer es un estereotipo, ya sabemos qué piensa, como actúa. En cambio, una mujer podría creer que por el sólo hecho de matarlo está liberándose. Probablemente no sea así. No alcanza con deshacerse del otro, también hay que deshacerse de aquella persona que hizo el trato original o sea de una misma. Todo proceso de transformación es crudo y contradictorio.
¿Por qué tardaste tanto en dar a conocer tus primeros libros?
Tardé lo que tardé en escribirlos y en estar de acuerdo valiera la pena compartirlo. Nunca tuve apuro por publicar, si por escribir. Lo indispensable en mi vida ha sido escribir.
¿Ganaste mucho dinero con la literatura?
Los premios me permitieron estos años escribir sin la preocupación de combinar la literatura con otras actividades laborales. No se trata de comodidad, sino de cierta tranquilidad para trabajar con mayor intensidad.
El uso de la segunda persona en Mal Trato, ¿te resultó operativa en la novela o te pareció una dificultad para narrar? ¿Qué tipo de ventaja te otorgó ese punto de vista?
La segunda persona permite la parición de una voz imperativa, muy potente e impersonal que interpela a la protagonista y permite desnudar desde su mente tanto los recuerdos como los temores por el futuro o la vacilaciones del presente. Es la única manera que encontré para realizar esta exploración que propone. El mismo texto se va construyendo asimismo. Ese efecto da lugar a que uno pueda escribir lo que sea: diálogos, descripciones, reflexiones, y avanzar infinitamente. Creo que la novela podría continuar, sería una novela sin fin, porque esa voz impersonal va construyendo igual que la mente infinitas variaciones de un mismo suceso. De hecho, en unas 350 páginas transcurre un día.
¿Qué les aconsejarías a los escritores todavía inéditos?
Primero y principal enamorarse plenamente de la escritura. La propia y la ajena. Estar seguros de que en esa caja de Pandora tenemos todo lo que necesitamos. Trabajar con paciencia buscando el placer. Nada de hacerse los sufridos o incomprendidos. Compartir el texto en talleres o clínicas o con amigos para ver qué les pasa a los lectores. Recién cuando uno considera que el material que tiene vale la pena que salga a la luz, empieza el arduo trabajo de buscar la publicación, entonces me parece que hay dos caminos paralelos: recorrer las editoriales independientes a las que podría interesarle el tipo de libro que hemos escrito y participar de todos los concursos posibles, para lo que hay que ser ordenados y constantes. Por suerte, ahora la web nos ayuda bastante con ese tema.