Por Lorrie Moore
(…) Trato de escuchar la voz de la historia, la voz de la narradora, y busco lo que hay que decir después y la manera más directa de hacerlo. A veces me quedo mirando el café porque tengo la impresión de que me salen construcciones medio accidentales a medida que voy escuchando esa voz. La lucha principal de los escritores es con las limitaciones del lenguaje. Por eso se debe arrojar todo lo que uno tiene al lenguaje, se debe escuchar y avanzar, oración tras oración, poniendo el oído en lo que sigue de la propia historia. Nunca tengo todo tan fríamente calculado en la escritura, sino que escucho a medida que voy escribiendo. Escribir es hacer que el lenguaje cante. Yo solía fumar cuando escribía, pero ahora no. ¡A veces extraño tanto fumar! Lo primero que tengo es una situación y un personaje. Después viene la voz, que es lo más importante para poder empezar; es probable que las primeras oraciones que escriba sean malas, que no estén en sintonía con esa voz. Pero una vez que tengo la voz y la narradora, ahí arranco con la escritura.