El año pasado, un jurado integrado por Elsa Drucaroff, Selva Almada y Gustavo Nielsen decidió premiar con una mención a la escritora Élida Saidler en el concurso organizado por el Fondo Nacional de las Artes. La resistencia de los árboles, el libro de cuentos que mereció la distinción, se presenta este sábado 1º de noviembre a las 20 hs. en Besares Club de Cultura, Besares 1840, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los escritores Ariel Bermani y José Brindisi se referirán a la obra. Habrá un show musical a cargo de Judith Cabral.
Dice Leopoldo Brizuela en la contratapa:
“Los cuentos de Elida Saidler dejan en la memoria paisajes vastos, desolados, mucho menos descritos que aludidos, mucho menos aludidos que evocados en el melancólico silencio de las entrelíneas. Paisajes donde la aventura humana parece haber sido derrotada –salvo por el dolor, la impotencia y el imprevisto arrojo con que sus personajes un día se dejan empuñar por una fuerza mucho mayor que ellos mismos y, como la autora, dejan revivir, por sus actos, la poesía. Paisajes que no son más que el deslumbrante reflejo de nuestras almas”.
Acerca del proceso de escritura del libro, la autora sostiene:
“La resistencia de los árboles se formó de a poco. El germen de la escritura fue variado y en algunos casos las primeras versiones y las últimas son distantes entre sí, tanto en tiempo como en la narrativa. El cuento “La resistencia de los árboles” nació a partir del relato de un compañero en el taller de Alicia Steimberg sobre la inundación de la vieja Federación en Entre Ríos. Narra la inundación de una ciudad por la construcción de un dique, según el punto de vista de una nena que se está haciendo adolescente. “La luz del amanecer” lo escribí según una consigna de Jose Brindisi en Casa de Letras: escribir un cuento donde parece que no pasa nada. Es una escena: la enfermera baña al paciente terminal en una sala de hospital. Este cuento ganó el segundo premio del Concurso Avon en 2008. Otro surgió de un hecho: la tala de árboles en el barrio en que vivo por la construcción de edificios en El Paraíso. También de imágenes: un hombre viviendo en un banco de arena, y una foto que había sacado mi papá del río como disparador de “En la mitad del río”. De la leyenda del Castillo de los Bichos en Campana y la vía en Villa del Parque para la escritura de “Angel”. A veces partí de un cuento infantil, que después quedó como ingrediente dentro de un cuento sobre la identidad en “Bahía de los vientos”, o de mi recuerdo de una paciente muy anciana que no hablaba y de la que nunca tuvimos datos ciertos, que yo atendí siendo médica residente en el Hospital Ramos Mejía, como gatillo de “Caracola”. Quiero agradecer a mis docentes de Casa de Letras, en especial a José Brindisi y a Leopoldo Brizuela, que me guiaron, enseñaron y sostuvieron durante el proceso de creación del libro.”