A ningún artista podrá reprochársele que se encoja ante un riesgo que solamente los imbéciles corren a afrontar y que solamente los genios abordan con impunidad. En un empeño que principalmente estriba en despojar la propia alma más o menos de toda vestimenta a ojos del mundo entero, un cierto respeto por la decencia, aun cuando implique el costo del éxito, no es más que el respeto por la propia dignidad, inseparablemente unida a la dignidad de la propia obra.
Joseph Conrad
Sigue ahora un ejemplo de lo vacío que estoy. Hace varios años que no he leído una obra literaria. Mi cabeza está llena de piedras y porquerías y cerillas rotas y montones de cristales recogidos por «todas partes». La tarea que me impongo al escribir un libro desde dieciocho puntos de vista diferentes y con otros tantos estilos aparentemente desconocidos o sin descubrir todavía por mis colegas; eso y la naturaleza de la leyenda elegida, bastaría para desequilibrar la mente de cualquiera.
James Joyce