Por J.K. Rowling
A mí me salvó la vida el mero hecho de escribir el primer libro. Siempre me dicen que el mundo que inventé es irreal; fue eso lo que me sirvió para evadirme. Sí, es cierto, es irreal hasta un punto. Pero no porque mi mundo fuera mágico, sino porque todos los escritores se evaden. Además, yo no lo hacía sólo para evadirme sino porque buscaba aclararme con asuntos que me preocupaban. Asuntos como el amor, la pérdida, la separación, la muerte… Y todo eso queda reflejado en el primer libro.
Puestos en un nivel prosaico, escribir ese libro me dio la disciplina, el enfoque y la ambición, que en aquel entonces se reducía simplemente a ver el libro publicado.
Vi mi sueño hecho realidad. Fue un momento extraordinario. No me lo creía, estaba extasiada. Y de forma casi inmediata sentí como si un tren me estuviera empujando a toda velocidad por detrás, como en un dibujo animado. Pensé: “¿Qué me ha pasado?”. Tres meses más tarde recibí un adelanto astronómico, según mis estándares de entonces. En esa época, alquilaba un piso, no tenía seguro, ni ahorros. Llevaba ropa de segunda mano. Ya sabe, el dinero escaseaba, y tener ese dinero de repente fue extraordinario. Esa noche no pude dormir. Al día siguiente empezaron a aparecer periodistas, me dieron un premio importante, me llamaron de The Sun para comprar los derechos sobre la historia de mi vida, y los periodistas empezaron a rondar por delante de mi casa. Y le diré una cosa: aquello me dio mucho miedo.